No me siento muy orgulloso de mi escritura, pero como a cualquiera que crea algo, me gustaría empezar a compartir la historia que intento plasmar en palabras (ya que todavía no encuentro la manera convincente de pasarlo a cómic :S). Suelo ampliarme mucho, así que disculpadme si me enrollo mucho :P Iré subiendolo por partes para que no se vuelva mucho tostón, y en fin, ahí voy... Tal y como aparece en el título del tema, mi historia lleva por nombre:
Youths
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Acepto críticas de cualquier tipo, por tanto, no os cortéis un pelo en decirme lo que os de la gana, prefiero eso a falsas opiniones que me hagan ilusionarme erroneamente :)
Youths
- Spoiler:
--Capítulo 0: Así sin más.
Si algo me solía decir mi abuelo era que lo mejor de tener una meta en la vida es tener otras metas reservadas por si acaso… él y su afán de usar todo tipo de refranes siempre que se pueda, lo único que ha conseguido es crear una adicción por crear sus propios dichos. En parte estaba bien, le otorgaba un lado bastante original, y aunque solían sonar a estupideces le daba un punto cómico que favorecía su seriedad. Este refrán le encantaba porque quería animar a los demás a no quedarse quieto nunca, si tienes un proyecto, lo mejor no es el final, sino todo lo que has recorrido llevándolo a cabo, por tanto no todo se reduce a una sola cosa, la vida es bastante larga como para experimentar miles de cosas, tantas como nuestra voluntad, ambición, oportunidad y sobre todo nuestra imaginación permitiera a nuestra mente hacer maravillas, maravillas que a fin de cuentas quedarán en nuestros recuerdos, recuerdos que con el paso del tiempo se volverán más valiosos, ya que día a día, será de las pocas cosas que nos quedarán en nuestros últimos momentos de nuestras vidas. Al menos así decía... al menos hace ya 8 años...
Son las 2:59 PM del último día de primavera, el 20 de Junio, y mientras los segundos pasan, la intriga me corroe a mí, Max, en un sueño, un sueño donde no apreciaba la diferencia entre la realidad y una pesadilla donde agradable sólo aparecería grabada sobre una lápida de piedra. ¿Por qué sueño esto? Cada segundo que pasa salto a escenas cada vez más intensas, y aunque no lo puedo ver, el sonido de mi reloj parece marcar el ritmo a su compás. Tic, un joven sufre cual dolencia lo destruyera como ácido en el pecho, tac, un monstruo femenino con serpientes en la cabeza de seductora apariencia y vil determinación, tic, una niña a la cual la tierra se la está tragando literalmente mientras desconsoladamente llora por su padre, tac, hombre metálico que se desintegra en agonía, tic, una muchacha inconsciente cayendo por un acantilado mientras un gusano gigante sale de su barriga, tac, un hombre que se corta el brazo a sangre fría y yace de dolor ahogando sus gritos… Cada segundo que pasa hace que me retuerza hasta llegar al punto de que yo termine sufriendo cada vez más y más, el segundero de mi reloj marca las 3:00 PM y un ser abominable trata de asesinarme, ¡su golpe de gracia hace que despierte y grité!... pero no del susto, sino por haberme caído de la cama de cabeza al suelo… y mientras tanto, mi hermana, que despertó del temblor, viene a mi habitación con la gracia y compostura de un zombi, curiosa... y no por saber cómo estoy, sino por cómo quedé tras la caída, y es que mi cama es lo suficientemente alta como para darse un leñazo y despertar a todos los vecinos de los pisos cercanos. Y como premio de consolación, una penosa conversación:
-¿Qué, estás bien?- Me dijo Christhie, mi hermana, mientras me miraba con sus ojos llenos de curiosidad.
-Augh…-Me limité a decir.
-Pues no voy a ser yo la que te ayude.
-Mañana te respondo.
-Mañana me partiré de risa. ¿Puedo inmortalizar el momento?- Ante semejante comentario, caí en la cuenta del aprecio
que puede llegar a tenerme incluso en circunstancias de este estilo.
-Vete a dormir.
Y tal como hizo acto de presencia, regresó a su cuarto a continuar con su descanso. Vaya noche… No sé si se dio cuenta de que estaba aterrorizado, pero no me surgía la prisa por reincorporarme, es más, permanecí en el suelo lo suficiente para calmarme y volver a la cama, al menos pude volver a dormir enseguida, y menos mal que no tuve la desdicha de soñar algo semejante.
Mientras tanto, ante mi completa ignorancia y de la de todos los habitantes de este planeta, sin ser conscientes de la casi plenitud de todo el mundo exterior que alberga reflejo en nuestro cielo, se llevaban a cabo movimientos que cambiarían el rumbo de nuestra rutinaria vida y de aquellos que pretendieron jugar con las nuestras por proteger un mundo amenazado con la pérdida de su anonimato.
-¿Todavía nada?- Ansioso e impaciente preguntaba una figura misteriosa masculina.
-Falta poco, no me metas prisa.- Desganada del esfuerzo sonaba la cariñosa voz oriental de una servidora que
manejaba lo que parecía el equivalente de un modernizado ordenador-¿Has preparado ya la nave?
-Sí.
-¿Y las cápsulas?
-Sí.
¿El sistema de transporte?
-¡Eso lo llevas tu!
-¿Qué? ¡De eso nada! Se supone que yo me encargaba de la supervisión y del control operativo… y no me mires así, ¿o
te parece poco?
-Relájate monada.- Surgía otra voz de una mujer que pasaba sin pausa por un pasillo- No eres la única que está tensa
de tanto lío. De todas formas ya se está encargando nuestro querido gatito por ahí arriba.
-¡Te estoy oyendo, ojo con lo que dices señorita!- Decía un muchacho colgando del techo-
-Mira tú por dónde, no sabía que los gatos tuviesen humor de perros.
-Que una gata como tú me diga eso… No tiene precio.
-Y el vacilón tampoco tiene precio ahora, ¡dejad el cachondeo para después!-Comentaba la misteriosa figura, que
parecía liderar a los presentes, con cierto malhumor- No nos queda tiempo y tengo los nervios a flor de piel, por
favor, ¡seriedad!
-Si quieres explotar,-Decía una niña inmiscuyéndose con una pizca de arrogancia- porque se te ve mordiéndote la
lengua, hazlo en otra parte, o como tú mismo ha dicho, deja los malos humos para después y haz algo, ¿no te
parece?
-No, si encima viene la que faltaba, me encanta esta reunión familiar, no hemos estado tan juntos desde
navidades… ¿Qué pasa? ¡A sus puestos! La merienda llega luego.
-No te había oído hablar tan irascible desde que se arruinó aquel proyecto.-Intentando cambiar de tema la
poseedora de cuan armoniosa voz- ¿Todavía sigues en ello?
-Ni me preguntes, me desquicia, a eso no hay manera de controlarlo del todo… ¡y es perfecto! Pero tendré que
adaptarlo para que tenga un manejo que al menos alcance la decencia, o no lo podré comercializar.
-No creo que tires tanto esfuerzo y dedicación… y dinero, en algo que llevas trabajando desde hace años. Algún
partido puedes sacarle, o quién sabe, a lo mejor un día de estos encuentras solución o alternativa… Venga hombre,
yo se que vas a sorprendernos.
-Pero si ya sabéis de que va… ¿Qué sorpresa ni que sorpresa?
De repente una alarma empieza a sonar con un estruendo casi aterrador, de tal modo que por poco la joven casi cae al
suelo, de no ser por el muchacho, que sirvió de amortiguador tanto para ella… como para la silla.
-Siento interrumpir vuestra hermosa conversación, y me encantaría seguir con la ironía de tanta cháchara.-El
tono seco de la femenina voz retransmitida genera un impactante ambiente de preocupación- Pero detecto un movimiento
ajeno al nuestro que nos afecta directamente, así que, esto es serio chicos, podría afectar gravemente a
nuestros planes. Si a nuestro querido y doblegado jefe le da por retomar la compostura puede ponerse a trabajar y
dejar de quedarse de brazos cruzados.
-¿Hoy estáis todos contra mí?... ¿Y yo qué he hecho para que estéis así?
-Estar dos meses dando la lata con los planes da mucho margen de espacio para acumular una sutil venganza colectiva, y
si te sientes culpable, ocupa el asiento de tu querida ayudante, pero en posición vertical, claro… e investiga
qué diantres es eso. Postdata: te queremos, jefe.
Y tal como dijo la voz, mirando fijamente al puesto de mando de donde procede, con los mofletes inflados, coloca la
silla con potencia, toma asiento mientras estalla sus nudillos y se dispone a investigar.
-Yo también os quiero chicos, pero,” c’est la vie”… Y ahora veamos, ¿qué chiquitín está haciendo de las suyas
esta vez, eh?
Hundido en su concentración y con una rapidez asombrosa, divulga entre la ingente cantidad de datos que le ofrece la
lumínica pantalla, ignorando todo el escándalo entre compañeros y una alarma que no se decanta a amainar, hasta ver
reflejado lo que parece la causa del reciente alboroto.
-No es posible…-Murmura en voz baja, casi para a sus adentros, con una expresión de sorpresa inoportuna-¿Magia en la
Tierra?
Con un gran sobresalto, sale corriendo por el laberinto de pasillos como alma que lleva al diablo, hasta llegar a una
habitación oscura bañada con una tenue luz refractada por una colosal variedad de recipientes cristalinos y material
metálico con un pilar brillante en el centro originario de tan leve fulgor, donde con unos rápidos movimientos de mano
parece teclear una contraseña en el aire, consiguiendo abrirlo por su mitad y acceder a su interior. Levitando en su
interior, las paredes del pilar no son más que una enorme pantalla cilíndrica táctil de acceso personal, donde el
muchacho, con desesperación, mueve tan rápido manos y brazos que apenas se distingue lo que hace. Sin poder creerse del
todo los resultados, accede mediante un simple gesto de mano con el sistema de comunicación.
-¡Atentos, chicos, hay una fuente mágica en la Tierra de origen desconocido preparándose para activarse! Puede ser
una bomba, un resquicio, un conjuro extraviado, es más, puede ser cualquier cosa. El que lo haya hecho se las ha
ingeniado muy bien… o simplemente no es consciente de lo que ha hecho. Quiero una nave extra preparada para
zarpar inmediatamente, procederé a una investigación directa. No quiero que os detengáis, zarpad con la nave
principal nada más acabéis con la preparativa y seguid los planes tal cual tenemos organizado.
Sin detenerse ni siquiera a pensarlo un segundo, acatan la orden y predisponen todo para el viaje inesperado; cualquier
tarea que se estuviera llevando a cabo fue pausada y todo el equipo de compañeros operaba casi mecánicamente. Sabían que
no era algo grave o que no pudiesen mantener a raya, pero no estaban dispuestos a frustrar su meta por ningún motivo.
-Sigo sin entenderlo del todo…-Pensaba hacia sus adentros- Papá, ¿qué as en la manga me tienes guardado esta vez, eh?
- Spoiler:
--Capítulo 1: Adiós a la rutina.
Ya amanece como de costumbre en casa con los apuros de cada mañana; mi lucha asegurada con el despertador corrompe la armonía de mi descanso, aunque siempre le gano pues ni le hago caso, hasta que recibe el apoyo de Christhie que siempre me despierta a base de gritos y actos que me llenan el cuerpo de grima. ¿Cómo si no?
-¡Levanta gandul!
-No…
A base de esfuerzo conseguía pronunciar benditas palabras entre bostezos mientras trataba de recuperar el sueño a medio perder tratando de refugiarme entre manta y sabana revueltas… Se vuelven tan apreciadas y mimosas en estos momentos que hasta ganas de casarme con ellas me da.
-Arriba… ¡venga, hombre!
-¡Cinco minutos más, mujer!
-¿Quién quiere que le haga cosquillas?
Al darse cuenta su escasa paciencia de que no conseguirá levantarme al momento con insistencias prefiere cambiar a una táctica más…brusca. Y yo, al oír esas palabras que me retuercen el estómago, mi respuesta se ve reflejada en una cara de pocos amigos.
-Ni se te ocurra…-Dije con una voz casi satánica-
-¿Verdad que quieres? ¿Sí?-Dijo intentando poner voz angelical mezclada con ironía-
-Atrévete.
-¿Seguro?
Maldito el momento en el que descubrió mi punto débil, ¡y lo usa prácticamente cada mañana! Cómo lo odio… Encima me hace un daño increíble, no sabe hacer cosquillas, siempre me clava las uñas... Entre gritos y risas tuve que levantarme para estar tranquilo.
Como todas las mañanas, después del numerito, me levanto casi como un sonámbulo y empiezo la carrera con mi hermana para entrar al baño: yo sólo lo necesito durante dos minutos, más o menos lo que tardo en lavarme la cara para despertar del todo, pero mi hermana tarda toda la mañana sólo para peinarse esa melena que le llega hasta el suelo. Sí, de entre toda la gente ella tiene el pelo más largo -y con diferencia, toca el suelo- de toda la ciudad, pero requiere de muchos cuidados y eso requiere un valioso tiempo. En fin, logro entrar antes que ella para asearme y luego voy a desayunar mi vaso de leche y mis tostadas con mermelada, cuyo aroma desprende ternura para mi olfato y su sabor espabila mis sentidos mordisco a mordisco, me visto sin complicaciones, muchos menos hoy que es el último día de clases, preparo la mochila y me voy a ver la tele en el salón mientras espero a Débora y Melissa, nuestras queridas vecinas –que son hermanas adoptivas- del piso de arriba y amigas desde la infancia.
Se hacen las 8:00 y tocan a la puerta, evidentemente son ellas, es infalible, rara vez son impuntuales, nunca me han fallado, es imposible que no sean ellas, lo sé, lo dice mi sexto sentido, lo huelo a kilómetros.
-Buenos días mucha…
- Buenos días. ¿Desean agua?
Y mi cara se la llevó el viento… Mejor no hubiera dicho nada, no son ellas, sino un repartidor de garrafas de agua… ¿a las 8 de la mañana? ¡¿Desde cuándo?! Imagino que hay gente que duerme sin preocupaciones a estas horas, pero ya que está aprovecho, aunque el pobre hombre, con lo delgaducho que se ve tiene que ser muy duro para él tener que cargar con esas garrafas por las escaleras… Pero lo haré trabajar un poco.
-Pues… tráeme 2 de 5 litros.
-¿Con gas o sin gas?
-Sin gas, por favor.
No estaban mal de precio, pero seguía algo descuadrado por el detalle de vender tan temprano, y mientras el repartidor baja las escaleras, mira qué casualidad, ahí bajan las chicas, con casi un minuto de retraso por así decir… ¿pero veis? A diferencia de un inapreciable minuto son puntuales.
-Buenos días, chiquillas.
-Hola Max. ¿Qué tal? –Respondía vagamente Débora, la mayor- Oye, ¿quién era el tío ese que…?
Se quedan paradas un momento porque me ven solo en la puerta y entonces se dan cuenta de que hoy no nos libramos de la misma historia de casi siempre… la rutina es odiosa.
-Ah, todavía se está peinando esta muchacha, ¿no?
- Jo… -Se le escapaba a Melissa entre cansancio y desilusión-Y yo que quería pasarme pronto por la tienda…
-Ya, dan ganas de matarla.-Comenté con cierta culpabilidad- Entrad, que os pongo algo de picoteo.
-¡Toma chaval!-Dijo mientras llegaba el repartidor, que debo reconocer que me quedé sorprendido al verlo cargar con el agua sin esfuerzo alguno-
-Ah, gracias...-Le decía mientras le pagaba- Quédese el cambio que no es mucho.
-Muy bien, pues nada, ¡adiós!
Y energéticamente seguía escaleras arriba para venderles a los demás vecinos… Ya me gustaría a mí tener esa fuerza y energía a buenas horas de la mañana… en fin, entré de nuevo adentro y cerré la puerta aún con cara de extrañeza.
Como suele pasar esto de esperar por mi hermana pues ya estamos acostumbrados a ver la tele un rato todos echados en los sofás del salón, con nuestro paquete de galletas de chocolate y vasos de leche para cada uno. No sé cómo será para ellas pero para mí es como un segundo desayuno, realmente estimulante, el sabor del chocolate combinado por el suave tacto de la leche que combina el crujiente de la galleta con la blanda y esponjosa textura que adquiere al absorber la cantidad que le es posible, junto a una conversación mañanera entre tus amigos con el sonido de la televisión de fondo creando un ambiente acogedor en el salón cuya temperatura asciende mientras el Sol se aleja cada vez más del infinito horizonte... Bueno, sí, una odisea para mi paladar, soy muy goloso y quizás tiendo a exagerar. Volviendo al tema, no solemos desayunar muy fuerte por esta razón, porque la segunda parte del desayuno la comemos juntos mientras Christhie se peina. Tras haber pasado severos minutos, comenzamos a impacientarnos.
- Ya son las 8:15,-Decía Melissa completamente apurada mientras veía la hora en la tele- hay que sacarla de ahí pero ya.
- Espera… ¡Christhie! ¡Ya son las y cuarto!-Gritaba Débora mosqueada- ¡Venga ya, que te estamos esperando y se hace tarde!
- ¡Un momento!
Sí, claro, un momento, ya nos conocemos los momentos de Christhie, que gracias a ella ya tenemos algunas amonestaciones por llegar tarde a clase. Pero ya estábamos precavidos de esto; a esta hora suelen poner avances en la tele de la novela que Christhie tanto idolatra, bueno, a eso de las 8:30, pero a esa hora tenemos que entrar al instituto, así que tenemos un plan infalible, y la boba siempre cae.
- Chicas, pongamos la cinta.-Comenté con una mirada traviesa- ¿La tienen?
-¿La tienes tú, Mel?- Preguntaba Débora a su hermana con picardía-
- ¡Claro, si la cinta pasa más tiempo en la maleta que mis libros!
Triste y dulce ironía de nuestra juventud según un comentario inocente… La cinta es una grabación de un avance de la novela, siempre es la misma grabación pero funciona. Y llega el momento en 3, 2, 1….
- ¡¡Christhie, corre, corre!! ¡El avance de la novela!
Mira que se ha repetido más veces que un cromo, y aunque se sabe los capítulos de principio a fin, no se lo pierde por NADA. Y tal como esperábamos, oímos los ruidos típicos que hace al apresurarse, tales como botar el peine al lavamanos, algún sonido que sale de su boca propio de darse prisa, con suerte se oye algún codazo o rodillazo leve o brusco según el momento, la forma en la que abre desesperadamente la puerta y va corriendo a ver la grabación como una poseída. Le brillan tanto los ojos que hasta encandila con la mirada, hasta el momento en el que se da cuenta de que le estamos tomando el pelo.
- … ¿Eh?... Si esto es…
Y ahí no pudimos aguantarnos la risa, explotamos a carcajadas mientras ella nos miraba con desilusión y enfado.
- ¡Pero mira que sois crueles conmigo!
- ¡Pero mira que eres lenta con nosotros!-Le respondí a modo de represalia
- Bueno, ya saliste del baño, así que ¡arreando que es gerundio!-Añadía Débora, aún medio mosqueada-
- ¡Si todavía no he terminado!
- ¡Pero si ya estás bien! Venga que no hay tiempo, coge las cosas y vámonos.
Y al final pudimos tomar camino al instituto. Como era el último día de clase, íbamos vestidos totalmente de blanco, es una costumbre que tenemos para darle la bienvenida a las vacaciones; nada más salir de clase, vamos directamente a la playa, que nos queda cerca, y como hace calor, el blanco nos ayuda a sentirnos más frescos.
Llegamos a la tienda que está al lado de la rotonda y Melissa entró a comprar su bolsa de papas fritas y la revista de música de uso y costumbre, aunque sólo los compra por los coleccionables que vienen, es decir, hoy le toca el muñequito y el bolígrafo que hay en su interior. Melissa adora coleccionar cosas, tanto que tiene colecciones de todo lo que se le pueda ocurrir: piedras, hojas, bolígrafos, flores, cromos, muñecos, peluches, tazos, pulseras, collares, bichos, cartas, libros, videojuegos, revistas, periódicos, fotos de famosos… Su habitación es un templo del materialismo. En fin, que se metió en la tienda y sabíamos que iba a tardar por la cola, pero ella dice que sigamos, que ella nos alcanza, como de costumbre. Seguimos nuestra ruta de siempre calle abajo con nuestra cháchara, algunas risas, algo de cotilleo por parte de las chicas, y al rato oímos a Melissa gritando y corriendo hacia nosotros. Nos quedamos confusos y le hicimos una pregunta casi al unísono… ¿Cuál pregunta iba a ser si no?
-¿Qué pasó?
Ella trataba de explicarnos lo que pasó un tanto algo asfixiada por el cansancio, aunque se tomó su tiempo, y algo nerviosa nos dice:
- Escuchad, cuando salí de la tienda, le pisé la cola a un perro grande, y se puso furioso y quería morderme, y me puse a correr tanto como pude pero me seguían y…
Y de repente, lo que después puede ser una anécdota ahora era traumatizante…
- Oye, ¿el perro es de color marrón?-Preguntó su hermana-
- Si.
- ¿Con una cicatriz en la cara?-Preguntó mi hermana-
- Si.
- ¿Y tenía compañía?- Pregunté yo-
- Si…-Nuestras caras nos delataban y el silencio hizo que se diera cuenta por sí misma- No me digáis que…
*Grrr*…
Los perros estaban detrás de ella, y con muy malas pulgas. Todo por pisar accidentalmente la cola del que parece el líder…
- Nos has pegado el marrón.-Susurraba Débora intentando mantener la calma-
- Literalmente…-Dijo mi hermana con la intención de hacer una gracia en semejante momento-
-Muy chistosa melenitas, tu tiempo peinándote va a quedar en vano, ¿sabes?
- ¿Y ahora qué hacemos?-Se limitaba a preguntar Melissa con un nudo en la garganta y quieta como una piedra-
- ¿Tú qué crees?- Dije como si no hubiera otra alternativa lógica humana, ¿qué podíamos hacer?... Evidente, ¿no?
- ¡¡¡Corred!!!
Y como gallinas espantadas, corríamos por cualquier lado con tal de librarnos de los perros, pero no había manera, nos alcanzaban, hasta que Débora me dice las palabras mágicas de lo que puede ser algo cruel:
-¡Max!
-¿Qué?
-¡Cebo!
No vimos otra alternativa, ya bastante pudimos hacer con que recordáramos el método para situaciones como éstas. Cogimos algo más de carrerilla y llegamos al final de una calle y nos escondimos cada uno en una esquina, Christhie se dio cuenta de la maniobra y se desvió, tuvo suerte de que no la siguieran a ella, porque si no, la estrategia nos falla. Melissa creyó estar perdida y siguió recto por la calle llegando a nuestra posición, es aquí donde comenzamos a actuar nosotros… ¿Cómo? Haciéndole hincapié a Melissa para que cayera al suelo.
¿Qué conseguimos con esto? Melissa siempre lleva en mano sus coleccionables y para ella son sagrados, añadimos el hecho de que cuando cae, parece de película, es decir, algo sobreactuado, y por tanto, sus coleccionables caerían detrás de ella. Ahora bien, ¿no os he contado que Melissa es toda una maestra en karate, judo y taekwondo? Es una máquina de matar, pero lo único que defiende son sus colecciones, así que “sacrificamos” su más preciado tesoro para que reaccionara, y vaya que si reaccionó; el sonido de la caída confirmó el posible éxito del plan, los perros fijaron la mirada en el muñeco y el bolígrafo, apestaban al queso de las papas fritas- eso pasa por tocarlos con las manos pringadas- el jefe se detiene y tras olisquearlo, se lo quiere comer pensando en que es comida.
Teníais que ver la cara de Melissa, no tenía precio, sus ojos estaban fuera de órbita, y justo cuando nuestro querido saco de pelo trasquilado abría la boca, entra en acción nuestra querida asesina… ¿he dicho ya que es una máquina de matar? Entonces mejor no especifico la gran paliza que les propinó. Si esto hubiera sido una película, seguro que lo censuraban por ser no apto para sensibles… pero esto es la cruda realidad, no va a aparecer el cartelito negro de “Censurado” o se haría una elipse en el tiempo o algo parecido... al final me dieron pena los perros y todo.
Al final, Melissa recupera su tesoro y algo mosqueada sigue con nosotros de camino al instituto, pero la cara de mala ostia que tenía no le duró mucho, sólo hasta que nos dimos cuenta de que eran las 8:50 y echamos a correr más rápido que cuando los perros nos seguían. Sinceramente, no sé qué da más miedo, si los perros furiosos o la cara de enfado de la seño… yo apenas notaría diferencia alguna.
De todas formas, llegamos a tiempo por los pelos, justo cuando nos cerraban las puertas para entrar, pero todavía nos quedaba subir dos pisos del edificio para llegar a clase, en otras palabras, no nos hemos salvado del discursito de la seño, y me parece que tampoco pasaremos hoy desapercibidos mi hermana y yo, no por el hecho de ir de blanco, si no por ir como nos gusta; mi hermana con el pelo suelto y yo con mi gorra favorita-ya veréis-… quién sabe, a lo mejor por ser el ultimo día…
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Acepto críticas de cualquier tipo, por tanto, no os cortéis un pelo en decirme lo que os de la gana, prefiero eso a falsas opiniones que me hagan ilusionarme erroneamente :)
Última edición por airamftv el Vie Mar 02, 2012 10:24 pm, editado 4 veces